Hoy la encontré en una de esas tiendas que tanto me gustan.
Estaba en una esquina. Apartada, olvidada.
Nadie le hacía caso, antes de mí nadie se había fijado en ella.
Me contó que me estaba esperando, sabía que llegaría para rescatarla
de la tristeza y el olvido. Necesitaba sentirse útil nuevamente.
Querida, importante.
Nos enamoramos a primera vista, sentí que la quería para mí. Fue tan
lindo contemplarla por todos sus rincones, descubrirle sus colores
traslúcidos, deslizar mis dedos por su piel maltratada por los años.
Descubrí en ella varias huellas de mi querida Habana y eso la hizo
mucho más especial.
Pregunté cuanto valía, lo pagué encantada y salí con La Maleta y miles
de historias en mi cabeza.
Historias de alguien que en algún momento del año 1939 salió de La
Habana maleta en mano, repleta de sueños.
Llena de emoción la miro de reojo mientras escribo estas líneas. Le
busqué acomodo y luce preciosa en el lugar que destiné para su
merecido descanso.
Ya no viajará, al menos no hasta el momento (esto último es para no
matarle la ilusión), son demasiados los cuños y marcas ilegibles en su
espalda. En algún momento también pasó por Boston, pero ahora esta
aquí conmigo, retirada.
Ahora es mía (pero quiero que sepa que yo también tengo muchas más
historias para ella).
Estaba en una esquina. Apartada, olvidada.
Nadie le hacía caso, antes de mí nadie se había fijado en ella.
Me contó que me estaba esperando, sabía que llegaría para rescatarla
de la tristeza y el olvido. Necesitaba sentirse útil nuevamente.
Querida, importante.
Nos enamoramos a primera vista, sentí que la quería para mí. Fue tan
lindo contemplarla por todos sus rincones, descubrirle sus colores
traslúcidos, deslizar mis dedos por su piel maltratada por los años.
Descubrí en ella varias huellas de mi querida Habana y eso la hizo
mucho más especial.
Pregunté cuanto valía, lo pagué encantada y salí con La Maleta y miles
de historias en mi cabeza.
Historias de alguien que en algún momento del año 1939 salió de La
Habana maleta en mano, repleta de sueños.
Llena de emoción la miro de reojo mientras escribo estas líneas. Le
busqué acomodo y luce preciosa en el lugar que destiné para su
merecido descanso.
Ya no viajará, al menos no hasta el momento (esto último es para no
matarle la ilusión), son demasiados los cuños y marcas ilegibles en su
espalda. En algún momento también pasó por Boston, pero ahora esta
aquí conmigo, retirada.
Ahora es mía (pero quiero que sepa que yo también tengo muchas más
historias para ella).
* Si quieren conocer más de esta autora, pueden visitar su blog.
3 comentarios:
me ha encantado esta historia,te deja inmersa en un misterio oculto,cuantas historias tendra esa maleta,gracias Ivis por darnos a conocer a esta escritora tan peculiar,me pasare por su mundo a leer sus historias.rosa
Gracias a tí, Rosa, por pasarte y dejar tus comentarios.
Un saludo y feliz entrada de año.
Gracias Ivis!!!
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