domingo, 27 de julio de 2008

Una vieja entrevista con Neus Canyelles


NEUS CANYELLES / Escritora

«Todos quieren escribir: unos, porque están subvencionados; otros, porque son conocidos»

Nacida en Palma en 1966, Neus Canyelles es licenciada en Filología Hispánica por la Universitat de les Illes Balears y tiene la carrera de piano. Hasta la fecha, ha publicado los libros de relatos 'Neu d'agost' y 'Els vidres nets'. Recientemente ha ganado el Premio Llorenç Villalonga con la novela 'Cap d'Hornos'

(Entrevista publicada en El Mundo. El Día de Baleares)

IVIS ACOSTA

PALMA.- Neus Canyelles Estapé, ganadora de la última edición del premio de novela Llorenç Villalonga, autora también de los libros de relatos Neu d'agost (Premio Bearn, 1999) y Els vidres nets, es una mujer lúcida y sencilla, como su obra literaria. Dueña de una narrativa sugerente en la que prima la sinceridad como principal atractivo, esta filóloga de profesión ha sorprendido al jurado del premio Ciutat de Palma con su novela Cap d'Hornos.

-¿Cuándo comenzó su carrera como escritora?

-Cuando tenía dieciocho o diecinueve años presenté un cuento a un concurso y gané el tercer premio, lo cual estuvo muy bien para mí en aquel momento, porque yo era muy joven y no tenía ni idea del mundo literario, aunque ya estudiaba primero de Filología y tenía escritas algunas cosas. Pero la literatura me gustaba ya desde niña. En el colegio me fascinaban algunas clases, en especial las de un profesor de literatura, pero en otras me aburría y sacaba un cuaderno y me ponía a escribir historias que nunca terminaba; mi madre me dice que de pequeña quería ser escritora, y en los veranos sacaba un cuaderno y ponía: «capítulo uno», nunca pasaba del capítulo dos. También influyó mi mejor amigo que escribía poesía, y a veces nos poníamos juntos a escribir.

-¿Qué ha significado para su trayectoria ganar este premio literario?

-Ha significado mucho, sobre todo poder llegar a más gente, porque antes mis libros los compraban sólo los amigos; este premio me abre las puertas a más lectores y también a poder colaborar en los medios de comunicación. A raíz del premio todo el mundo te pregunta «¿qué quieres hacer?».

-La novela Cap d'Hornos, ¿fue una idea que venía acariciando desde hace tiempo o fue producto de un rapto poético?

-Es una idea que tenía desde hace ocho años, la primera parte la tenía escrita desde hace seis o siete años, mucho, pero me había parado y hasta hace poco no conseguí continuarla. La había aparcado por falta de tiempo y por ganas de escribir otras cosas, pero siempre la tenía en mente, no podía dejarla, era como una obsesión.

-Trabajó durante un tiempo como correctora en una editorial ¿cree que este trabajo le ayudó a depurar su estilo?

-No (rotundo), porque muchos de los libros que me tocaba revisar me decepcionaban bastante; yo sé que hay libros que si no hubieran pasado por mí y por los demás correctores, no hubieran podido salir a la luz, sin afán de parecer vanidosa -aclara- antes que escritora soy filóloga y hay unas reglas de ortografía, de semántica y de sintaxis que hay que respetar. Pienso que todo el mundo quiere escribir: unos porque están subvencionados y otros porque son conocidos. Viene un cocinero, un jardinero o un decorador y dice: «voy a escribir un libro», y no saben escribir, será fantástico cocinero pero como escritor es un desastre. O está el que sale por la tele y dice «quiero escribir un libro» y a los dos días tiene un editor, y en cambio un escritor buenísimo se puede pasar toda la vida buscando a alguien que le publique un libro. Sales por la tele y al día siguiente te llueven las ofertas.

-¿Cuál fue el impulso para ponerse a escribir en serio esta novela?

-Hacía ya tiempo que había terminado el libro de relatos Els vidres nets, y aparte de tener tiempo no tenía atrasos mentales, entonces me decidí a trabajar realmente, porque antes decía «estoy preparando una novela», pero hasta que no te sientas, no te pones a trabajar. Tardé alrededor de un año, tuve épocas intensas y otras en las que escribía menos. En aquel momento, si quería me podía poner a escribir desde las ocho de la mañana, pero eso no significa que me lo tomase como un trabajo, es mucho trabajo pero no un trabajo.

-Tildaría su obra de autobiográfica?

-No, aunque yo creo que cuando escribimos todo es autobiográfico, nunca te puedes desprender de lo que eres, de lo que sabes, de lo que has sido, de lo que puedes ser. Es un cúmulo de cosas que eres tú, si mil personas escribiesen un libro ninguno sería igual a otro. Yo creo que escribir de algo que no conoces es bastante absurdo, además de difícil. A mí no me interesa. Si yo empezase a escribir sobre cosas ficticias en un ambiente inventado, yo misma no me lo creería, me entraría la risa y diría ¿pero esto qué es? Aunque hay de todo en el mundo, hay gente a quien le gusta inventarse cosas. Yo soy incapaz de inventarme cosas, lo cual no quiere decir que este personaje sea yo, o la madre del cuento sea mi madre, podrá tener rasgos, siempre escribimos de nosotros mismos, y de nuestras cosas, aunque las traslademos a otro aspecto.

-¿Le molesta la tendencia de psicoanalizar al escritor a través de sus textos?

-Los lectores (yo también) buscamos más de lo que hay. Cuando estudiaba Filología hacíamos muchos comentarios de texto, y a veces me daba risa pensar en las tonterías que escribía. Si el poeta me hubiera oído se hubiera levantado de su tumba y me diría «¿pero qué dices?»

-Toda su obra está escrita en catalán, excepto los artículos que escribe para las revistas. ¿Tiene previsto escribir en español?

-La verdad es que no me sale. Ahora lo estoy haciendo, los artículos que hago para colaboraciones los hago en castellano, pero no me parece que los hubiera escrito yo, porque están en otra lengua y no es mi voz, mi ritmo ni mi tono. En castellano, me salen frases hechas que nunca hubiese dicho; esto me preocupa, pero quiero tomármelo como algo para vivir y separarlo de mi creación literaria.

-Y escribir por encargo, ¿cree que menoscaba su estilo?

-Tenía un amigo poeta, muy bueno, que murió de cáncer hace siete años. Era muy purista y siempre me decía: «nunca escribas por dinero porque eso es prostituirse». Yo le decía que no lo haría, y ahora, al escribir en un periódico, cobrando evidentemente, me doy cuenta de que es una exageración. En lo que respecta a escribir libros por encargo, nunca lo he hecho, porque considero que es un terreno demasiado íntimo, que necesita de una libertad absoluta.

-En alguna ocasión ha afirmado haber alcanzado su tono. ¿Cómo definiría ese «tono»?

-Muchas veces me dicen que de la historia que quiero contar hay mucha parte que no se menciona; cuenta casi más lo que no se dice que lo que se dice, aunque se puede intuir, pero no sale. Creo que ese es mi tono. Y cuando uno lo encuentra, ya no debe moverse de ahí.

-¿Y su estilo?

-Creo que tengo un lenguaje lo más sencillo y escueto posible, lo que no significa que no sea rico por las palabras, por el ritmo. Si quiero poner, como decía Josep Pla, «la silla es verde», ¿para qué voy a poner «el mueble aquel de cuatro patas con respaldo es de un color entre azul y amarillo»?

2 comentarios:

Nuria dijo...

Hola guapa,
gracias por esta entrevista, es muy interesante.
He vuelto de viaje. Estaré por aquí unos días...
Besos

Nuria

Ivis dijo...

Holaaaa, ¿nos vemos?
Un besote.

 
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