martes, 29 de julio de 2008

Poemas de Antonio Saura

Inexorable julio
se derriten las horas como hierro colado
como lava que abrasa el cauce de las venas.

La belleza
rejón
manantial del que brota una alfombra de sangre
sobre la espalda herida, semejante
a la noche, del minotauro
ebrio
mi pecho
yunque en que centellean añicos de metáforas
con que busqué tu nombre

y tú
engendrando el norte

Cantábrico de vientos y oleajes desatados
mar que apenas esbozo
en las simas del sueño
mar de tu lejanía donde zozobro
yo
tan solo una sombra que tu olvido
destierra.

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Guardan mis ojos luz de mar y la montaña,
de puertos, de cafés,
de rostros y de viajes.

Y mis manos memoria de otras manos
con que intenté el amor,
y tinta de los versos que quisieron dar nombre
a lo arcano y lo diáfano.

No escribo con dolor,
tan solo con cansancio,
y acaso
un poso de tristeza por lo que nunca fue,
mas sé que nada es nunca,
tan solo hay tentativa
y falta un sueño que soñar.

Falta tan solo un poema
breve como un suspiro
para lacrar mi voz;
una oración.


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Preciso, seguro azar.
Pedro Salinas.



Fue en vísperas del Carmen
cuando zarpaste
con tu adiós engarzado en acaso:
que un secreto designio de nuestras travesías
las citara
tras el último hito de pura lejanía
ahí donde las bitácoras
ebrias de vastedad
danzan sin norte el rito de las olas

Hoy tierra adentro,
julio
es calima asediando tu recuerdo
yo,
deseo
pugna por engendrar
la mar
donde el azar preciso despliegue su baraja
sus arcanos el norte
de mi proa hacia tu estela

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Sean mis venas el cauce de los días
sangre lenta, enemiga,
lastrada con arena
hiendan los días en mis venas su senda

Sea tu ausencia aguijón de cada instante
sea mi dolor la cera que alimente
la llama de tu faz, mi póstrer
horizonte
abdique ante él mi ruta
mi palabra

domingo, 27 de julio de 2008

Abilio Estévez, este martes en Ágora


Una vieja entrevista con Neus Canyelles


NEUS CANYELLES / Escritora

«Todos quieren escribir: unos, porque están subvencionados; otros, porque son conocidos»

Nacida en Palma en 1966, Neus Canyelles es licenciada en Filología Hispánica por la Universitat de les Illes Balears y tiene la carrera de piano. Hasta la fecha, ha publicado los libros de relatos 'Neu d'agost' y 'Els vidres nets'. Recientemente ha ganado el Premio Llorenç Villalonga con la novela 'Cap d'Hornos'

(Entrevista publicada en El Mundo. El Día de Baleares)

IVIS ACOSTA

PALMA.- Neus Canyelles Estapé, ganadora de la última edición del premio de novela Llorenç Villalonga, autora también de los libros de relatos Neu d'agost (Premio Bearn, 1999) y Els vidres nets, es una mujer lúcida y sencilla, como su obra literaria. Dueña de una narrativa sugerente en la que prima la sinceridad como principal atractivo, esta filóloga de profesión ha sorprendido al jurado del premio Ciutat de Palma con su novela Cap d'Hornos.

-¿Cuándo comenzó su carrera como escritora?

-Cuando tenía dieciocho o diecinueve años presenté un cuento a un concurso y gané el tercer premio, lo cual estuvo muy bien para mí en aquel momento, porque yo era muy joven y no tenía ni idea del mundo literario, aunque ya estudiaba primero de Filología y tenía escritas algunas cosas. Pero la literatura me gustaba ya desde niña. En el colegio me fascinaban algunas clases, en especial las de un profesor de literatura, pero en otras me aburría y sacaba un cuaderno y me ponía a escribir historias que nunca terminaba; mi madre me dice que de pequeña quería ser escritora, y en los veranos sacaba un cuaderno y ponía: «capítulo uno», nunca pasaba del capítulo dos. También influyó mi mejor amigo que escribía poesía, y a veces nos poníamos juntos a escribir.

-¿Qué ha significado para su trayectoria ganar este premio literario?

-Ha significado mucho, sobre todo poder llegar a más gente, porque antes mis libros los compraban sólo los amigos; este premio me abre las puertas a más lectores y también a poder colaborar en los medios de comunicación. A raíz del premio todo el mundo te pregunta «¿qué quieres hacer?».

-La novela Cap d'Hornos, ¿fue una idea que venía acariciando desde hace tiempo o fue producto de un rapto poético?

-Es una idea que tenía desde hace ocho años, la primera parte la tenía escrita desde hace seis o siete años, mucho, pero me había parado y hasta hace poco no conseguí continuarla. La había aparcado por falta de tiempo y por ganas de escribir otras cosas, pero siempre la tenía en mente, no podía dejarla, era como una obsesión.

-Trabajó durante un tiempo como correctora en una editorial ¿cree que este trabajo le ayudó a depurar su estilo?

-No (rotundo), porque muchos de los libros que me tocaba revisar me decepcionaban bastante; yo sé que hay libros que si no hubieran pasado por mí y por los demás correctores, no hubieran podido salir a la luz, sin afán de parecer vanidosa -aclara- antes que escritora soy filóloga y hay unas reglas de ortografía, de semántica y de sintaxis que hay que respetar. Pienso que todo el mundo quiere escribir: unos porque están subvencionados y otros porque son conocidos. Viene un cocinero, un jardinero o un decorador y dice: «voy a escribir un libro», y no saben escribir, será fantástico cocinero pero como escritor es un desastre. O está el que sale por la tele y dice «quiero escribir un libro» y a los dos días tiene un editor, y en cambio un escritor buenísimo se puede pasar toda la vida buscando a alguien que le publique un libro. Sales por la tele y al día siguiente te llueven las ofertas.

-¿Cuál fue el impulso para ponerse a escribir en serio esta novela?

-Hacía ya tiempo que había terminado el libro de relatos Els vidres nets, y aparte de tener tiempo no tenía atrasos mentales, entonces me decidí a trabajar realmente, porque antes decía «estoy preparando una novela», pero hasta que no te sientas, no te pones a trabajar. Tardé alrededor de un año, tuve épocas intensas y otras en las que escribía menos. En aquel momento, si quería me podía poner a escribir desde las ocho de la mañana, pero eso no significa que me lo tomase como un trabajo, es mucho trabajo pero no un trabajo.

-Tildaría su obra de autobiográfica?

-No, aunque yo creo que cuando escribimos todo es autobiográfico, nunca te puedes desprender de lo que eres, de lo que sabes, de lo que has sido, de lo que puedes ser. Es un cúmulo de cosas que eres tú, si mil personas escribiesen un libro ninguno sería igual a otro. Yo creo que escribir de algo que no conoces es bastante absurdo, además de difícil. A mí no me interesa. Si yo empezase a escribir sobre cosas ficticias en un ambiente inventado, yo misma no me lo creería, me entraría la risa y diría ¿pero esto qué es? Aunque hay de todo en el mundo, hay gente a quien le gusta inventarse cosas. Yo soy incapaz de inventarme cosas, lo cual no quiere decir que este personaje sea yo, o la madre del cuento sea mi madre, podrá tener rasgos, siempre escribimos de nosotros mismos, y de nuestras cosas, aunque las traslademos a otro aspecto.

-¿Le molesta la tendencia de psicoanalizar al escritor a través de sus textos?

-Los lectores (yo también) buscamos más de lo que hay. Cuando estudiaba Filología hacíamos muchos comentarios de texto, y a veces me daba risa pensar en las tonterías que escribía. Si el poeta me hubiera oído se hubiera levantado de su tumba y me diría «¿pero qué dices?»

-Toda su obra está escrita en catalán, excepto los artículos que escribe para las revistas. ¿Tiene previsto escribir en español?

-La verdad es que no me sale. Ahora lo estoy haciendo, los artículos que hago para colaboraciones los hago en castellano, pero no me parece que los hubiera escrito yo, porque están en otra lengua y no es mi voz, mi ritmo ni mi tono. En castellano, me salen frases hechas que nunca hubiese dicho; esto me preocupa, pero quiero tomármelo como algo para vivir y separarlo de mi creación literaria.

-Y escribir por encargo, ¿cree que menoscaba su estilo?

-Tenía un amigo poeta, muy bueno, que murió de cáncer hace siete años. Era muy purista y siempre me decía: «nunca escribas por dinero porque eso es prostituirse». Yo le decía que no lo haría, y ahora, al escribir en un periódico, cobrando evidentemente, me doy cuenta de que es una exageración. En lo que respecta a escribir libros por encargo, nunca lo he hecho, porque considero que es un terreno demasiado íntimo, que necesita de una libertad absoluta.

-En alguna ocasión ha afirmado haber alcanzado su tono. ¿Cómo definiría ese «tono»?

-Muchas veces me dicen que de la historia que quiero contar hay mucha parte que no se menciona; cuenta casi más lo que no se dice que lo que se dice, aunque se puede intuir, pero no sale. Creo que ese es mi tono. Y cuando uno lo encuentra, ya no debe moverse de ahí.

-¿Y su estilo?

-Creo que tengo un lenguaje lo más sencillo y escueto posible, lo que no significa que no sea rico por las palabras, por el ritmo. Si quiero poner, como decía Josep Pla, «la silla es verde», ¿para qué voy a poner «el mueble aquel de cuatro patas con respaldo es de un color entre azul y amarillo»?

lunes, 21 de julio de 2008

Osmani Oduardo, Poeta en la Habana (Intro)

Llegar con el silencio a cuestas y escudriñar el aire con sus musas de hierro. Asesinar el cielo porque la paz no alcanza. Los rostros hurgan tanto azoro y la ciudad responde con un clamor de espanto. Llegar con todo el sueño reposado en las piernas, con el mar entre manos y esa sonrisa apenas cuando el pregón apura, cuando un gesto en la esquina se traduce en juegos prohibidos.
En la ciudad no hay muertes porque umbrales traspasan tu mirada y tu cuerpo. En la ciudad no hay piedras porque es lícito abrir viejas heridas, porque los muros cargan con sus restos de siempre.
Llegar sin más pretextos que ofrecérselo todo sin nostalgias feroces y si algo queda atrás será cuestión de olvidos.
La aldea que dejaras te lloverá su leche.
Llegar y asesinar el cielo de la ciudad, con eso basta.




Malditos los que llegan a una ciudad extraña,
esta ciudad que ahora se ha vuelto pesadilla.
Malditos los que llegan con un carcaj de versos
y amenazan sus calles,
a sus perros rabiosos que ladran sinfonías,
al malecón insomne,
sus putas trasnochadas.
Malditos los que llegan sin Dios
al capitolio que cabe quizás en un abrazo.
El prado es sólo el verso
de un orfebre con el alma en penumbras
y nada puede impedir que le duelan sus bancos,
que se canse de ser aplastado
por las cruentas miradas y pasos inocentes.
(Inocente es la lluvia cuando el león es un rugido leve
y nos muerde con su sed milenaria.)
Los que llegan son torpes desertores del miedo
que cruzan el prado como buscando asilo
y le duermen sus bancos,
amanecen cuando el silencio se arrodilla
y el sol lanza su ardiente bofetada,
cuando a la ciudad no le queda más suerte
que condenar la hospitalidad de bancos y portales
y maldecir a los que llegan con su carcaj de versos.




Oye, rimbaud,
no me digas que la habana es de insurgentes,
no lo grites desde tu ebriedad harapienta
que resume la edad del desamparo.


Una ciudad no es un puente para pedir deseos
a cambio de monedas y lágrimas,
de estrabismos de amor
en el confuso mar de los presagios.

La ciudad es la parte oscura de la lluvia,
una nostalgia que precede cánticos y peces
cuando miradas trepidan mediodías
y cuerpos apestan sobre el lodo.

Ciudad es esta puerta inalcanzable
que encuentra su lugar en mis pecados.


Oye, rimbaud,
no niegues que la habana es hembra que seduce
en esta irrealidad de tálamos feroces;
no niegues que te excitan sus bacanales;
no evites mascaradas.

Estoy harto de tu ardid para escapar de la tristeza,
de tu muerte que no se acaba nunca.


Oye, rimbaud, recoge tu resaca madura
en los árboles del prado,
tu velero que flota en mi abstinencia
y lárgate de una vez
a otra ciudad que te devuelva la melancolía.




Los habitantes que conforman la ciudad
–yo me excluyo por razones obvias–
le temen al diluvio,
no al diluvio universal de las páginas frágiles
sino al diluvio de odio
que precede a los éxodos
–entiéndase migraciones
o flujo de nostalgias incurables.

Los habitantes
–ya he dicho que no pertenezco
a esa sublime estirpe–
prefieren las aporías
al ritual demoníaco de despertar a la verdad;

prefieren el discurso
a la eterna soledad de las paredes.


Dile a la ciudad
que me niego a pisar esas arterias,
que me duele la piel
y ni siquiera amanece.

Dile que se me quiebran las columnas,
y soy la envoltura de una mañana ocre.
Dile a tu ciudad
que hoy la he visto pasar frente a mí
en veinticuatro resurrecciones
por segundo.




Quién demonios puso aquí
ese muro tan largo junto al mar
donde siempre se sientan esas bestias
que predican el hambre
y sus dominios.

Quién demonios
trajo estos siglos de arena
sin que nos percatásemos.

Acaso estamos vivos o cansados
y el sueño es un estado de impaciencia,
un paso a la ignominia,
una estación de piedras bajo la mirada.

Quién demonios trazó un límite
al norte de los muros.

Quién inventó esta abulia,
la pared agrietada,
el disparo, la cuchillada, el odio.

Despierto y aparece la ciudad,
y yo no sé quién demonios la puso sobre mí,
desconozco a qué hora ese alguien
clavó el faro en medio del asombro,
los castillos, las plazas, los museos,
el túnel y su maldita circunstancia.






Yo debí hundirme para siempre en la ciudad,
debí ultrajar, al menos,
la herejía que empieza donde acaba el muro,
debí padecer orgasmos
ante la débil luz que acaricia mis precipitaciones.
Alguna vez imploré la muerte
sobre un banco de tonos agrietados
sin comprender que la ciudad es acaso un espejismo
que debí acuchillar con mis manos de fieltro.
Quizás una mirada no baste.
Quizás un estertor nos quede a la medida
para agradecer el abrazo y la noche
a aquellos que han sufrido la necedad y el odio.
Yo debí abrazar la tenue brisa que asolaba mis noches,
hartarme de todos y de todo
antes que la mañana llegara frágil y lluviosa.
Ya lo sé que no basta con marcharse
porque a la vuelta hay unos ojos que amenazan,
unas manos azules
y palabras que no dirán amor ni epifanía.
No habrá aquellos latidos que enterramos juntos
detrás del corazón, donde hay hallazgos
que nunca llegaremos a comprender.
Pareciera que sobran las paredes.
Nunca se tiene la certeza del encierro
hasta que viene alguno con alhajas a resarcir temores.
Pareciera que al otro lado hay cantos y sirenas,
que al otro lado estalla la pobre luz que lo ilumina todo
a pesar de los vacíos e interiores.
Yo extraño la ciudad cuando anochece,
cuando las bestias tragan marpacíficos amargos.
Le regalé un bastón y mis zapatos,
me quedé con la poca y desterrada soledad que me dejaron
y no pedí siquiera a cambio una migaja
que saciara este vértigo grisáceo.
Nadie me ayude cuando claven mis manos contra el cielo.
Prefiero estar inmóvil, no impaciente,
y adiestrar estos odios que me queman.
Prefiero la agonía
a esta ciudad que cede ante el asombro.
Yo debí contentarme con aquellos besos
pero perdí el sentido y me aferré al insomnio.
Debí escapar,
pero preferí condenarme a la eterna lujuria
que es morderle los senos a esta ciudad maldita.




De repente toda la luz escapa.
La sombra se apodera
de los cansados pilares
y el cemento se pliega al desatino.
No sabría explicarlo:
el gris conquista los trazos del día,
el gris
viene a verterse sobre mis fluidos
que no saben de cuellos
ni de cuerdas asfixiantes.
De repente
hay un loco que regala
el dolor de sus pequeñas manos.
A pesar de todo lo proscrito
–a pesar de lo prescrito incluso–
quiero que su decrepitud sea mi espada.
De repente ya no hay luz
y me voy apagando
poco a poco.



OSMANI ODUARDO GUERRA (Las Tunas, Cuba 1975). Poeta, narrador y traductor. Licenciado en Inglés.
Premio Nacional de la Narrativa Joven Reyna del Mar Editores, 2001 (cuento) Mención David 2002 (poesía).
Su libro "Poeta en La Habana" (Editorial Letras Cubanas 2005) le valió la Mención Casa de las América, 2004 (poesía).
Actualmente trabaja como periodista y editor en CubaLiteraria, editorial electrónica y portal de la literatura cubana en Internet donde, además, coordina la sección “Traduttore/traditore”.

domingo, 20 de julio de 2008

El último Jueves de julio. Nota de Antonio Rigo

Querida gente, como ya es habitual en Julio, El Último Jueves celebra el aniversario de Robert Graves con la LECTURA DE CUMPLEAÑOS, se leerán poemas, hablaremos de su vida, evocaremos a La Diosa Blanca, con todo el equipo del Último y la participación de poetas que conocieron a Graves y han vivido también en Deià como Leroy Cardwell y Mitsuko Omitsu. Será el próximo jueves día 24, a las 20'30h, en esa cala paradisiaca, ese monte Teix de libros, esa luna blanca que es ya Literanta.

jueves, 10 de julio de 2008

ENRIC CASASSES presenta el seu llibre DO'M

ENRIC CASASSES
torna a Mallorca
per presentar el seu llibre,
obra de teatre, DO'M,
publicat a ACCENT EDITORIAL.

Serà demà divendres 11 de juliol a
CAN ALCOVER
(CARRER SANT ALONSO 24)
a partir de les 20:00

presentaran:

ENRIC CASASSES (poeta galàctic!)
ANTONI ARTIGUES (conco de tots els poetes!)
AINA VALLÈS (rapsoda rapsodiana!)
ORIOL PONSATÍ-MURLÀ (editor atrevit!)

Antonio Rigo leerá sus poemas esta noche en Literanta

Copyright: La Bolsa de Pipas
Nuestro querido Antonio Rigo leerá fragmentos de su obra Poemas del Polígono Industrial hoy a las 20.00 horas en Literanta (Can Fortuny 4).

miércoles, 9 de julio de 2008

Tres poemas de Manuel Sosa*

EL OTRO ITINERARIO



También yo aguardo por un remanso
que simule al menos el alivio.
También yo aparento haber escuchado
las palabras que aún nos contienen
y llenan de credulidad.

Alguna vez rompieron el lacre
y proclamaron mi absolución:
una lista breve, un salvoconducto
que abriría la única puerta.
Y la calle oscura, la pobre calleja
de un pueblo oscuro atestiguó mi dolor
al salir con el frío y palpar las piedras.

También yo recuerdo la parca ceremonia
que fue despedirme de una casa irreal,
vencida por el marasmo y la fiebre.

Fueron mis pasos
los pasos de quienes suplicaban a lo lejos.
Sordo a los ruegos, cansado del polvo
también yo arrastro un grillete imaginario
y no por ello menos fatal.

Y las marcas del cuerpo
son luminiscencias, son vaticinio
de que todo termina en ergástula.

Nunca exentos del pasado, nunca libres
rogamos por ese espejismo
que son los horizontes, los privilegios,
las redenciones.

Y el bóreas nos sueña, insaciable.




LA ABSOLUCIÓN


Han de tener razón para vedarme el paso
cuando ante el vestíbulo me descubro
y el fósforo restalla deslumbrante.
Mi fisonomía desmiente lo que anunciaban
las cartas de relación, las tablillas limpias de hiedra.
No es este el sitio, y se apresuran a desplazarme
hacia la verja con una expresión de asco.
No es esta la compuerta destinada a mi conversión,
por ser ya tarde y no haberlo previsto.
Han de saber que una silueta no suplanta al cuerpo
y que todo resplandor nace de una llama tan pobre.
Y pudiera ser lo más justo.
El humo sube incesante.
Unos dados prefiguraron este mutismo
que es percibir el gozo, sin poder paladearle jamás.
En el fondo no esperaba otra sentencia:
los dados rodaron por el mármol
y vi a cada augur mesarse los cabellos
al reconocer la costra que me retendría.
Han de estar en lo cierto, pues se aferran al picaporte
y trazan su línea con firmeza.
Yo debí faltar a un juramento. Yo tuve que defraudar
a alguien cuya altivez es inconmensurable.
Tiene que ser el reflejo de una justicia que no conozco
para que así me aparten y borren mi nombre
sin darme una razón, sin regalarme un manto
para el camino.




LAS PRESENCIAS



Nunca nos dejan a solas.
Lo sé por esa mano invisible
que nos retiene un instante
antes de pisar el vacío.
Lo sé por esa certeza inexplicable
de que las imágenes no bastan
y que toda verdad, siendo prístina,
no es para decir en alta voz,
sino para atesorar.

Nunca nos dejan a solas.
Un rostro nebuloso nos acecha
desde las viejas fotografías.
Un impulso de confesarnos antes del viaje
nos hace mirar por entre cada grieta
y cada intersticio.
La eventualidad, las convergencias,
las señales que pervierten a un signo
nos hacen doblar la página
y sumergirnos en el temor
de haber juzgado
a quien era juez y redención.

Esa breve felicidad
que puede ser el entrelazamiento de los verbos,
el misterio de sobreponerse a lo transitorio:
fragmentos como escalas
que los propios torreones dispensan
para escapar con el día.
Todo es presencia, todo es comitiva
que astutamente nos imanta.

Nunca nos abandonan.
En el candil arden las voces
y los tañidos
que resisten a esfumarse.

Nunca estamos solos
y somos salvos en ese desconocer
y en las obras que pulimos silentes,
sin esperar recompensa,
creyéndonos solos.





* Manuel Sosa
(Meneses, 1967). Poeta y ensayista. Ha publicado los siguientes libros: "Utopías del Reino" (Premio David 1991, Premio de la Crítica 1993), "Saga del tiempo inasible" (Premio Pinos Nuevos 1995), "Canon" (2000) y "Todo eco fue voz" (antología, 2007). En la actualidad reside en Atlanta, Georgia, donde se desempeña como trabajador social.
Si quieres conocer más de este autor, visita su blog "La finca de Sosa".

Música y especialidades cubanas en Sa Taronja


Las Sobremesas de SA TARONJA - Domingo, 13 de julio
Música y especialidades cubanas

Cuarteto Mestizo – Jazz Cubano

Maite Redondo - vocalista y percusión
Nelson Bermúdez - guitarras y voz
Abel Ferrer - teclado
Óscar Valdés – percusión

Barbacoa y especialidades cubanas a las 13:30 h. 10 €
Mojitos en el bar de la Sala Grande
Concierto a las 15:30 h. Tickets 10 € / 8 € Socios
Sala Grande. Por favor, reserve.

Es ya una tradición: ninguno de los presentes olvidará la Noche Cubana que celebramos el año pasado, con Mallorca Sound Machine, mojitos y puros – habrá otra en septiembre. Mientras tanto, ofrecemos una versión alternativa, el domingo por la tarde, como parte de nuestras “sobremesas del domingo”.

El cuarteto MESTIZO, con el virtuoso guitarrista Nelson Bermúdez, tocará a las 15:30 h del domingo, 13 de julio, tras una comida cubana, seguida de mojitos en el bar.

Y, para los que no quieran irse a casa... la oportunidad de pasar la noche en Limón y Chelo – el restaurante de Sa Taronja.

Sa Taronja 971 235 268

Programa de la Semana Negra de Gijón


Mi querida Montse me ha enviado el programa de la Semana Negra de Gijón, y también me ha prometido que nos grabará alguna cosilla para Literarte. Muchísimas gracias, Montse. Nos pones los dientes largos.

lunes, 7 de julio de 2008

Recital poético en Can Alcover

dimarts 8 de juliol a les 20:00

EMILI SÁNCHEZ-RUBIO i JAUME C. PONS ALORDA

presentaran els seus dos darrers llibres

REVISAR-TE EL NOM i LLIBRE DEL SILENCI

serà al casal cultural

CAN ALCOVER (Ciutat de Mal, Carrer Sant Alonso nombre 29).

Amb la participació, també, de VICENÇ CALONGE, PÚTER i DIEGAL

entre d'altres!

viernes, 4 de julio de 2008

El último jueves: poesía del Mediterráneo 5

Exposición colectiva en Campos

EXPOSICIÓN COLECTIVA CASAL CAN PERE IGNASI PLAÇA MAJOR S/N. CAMPOS DEL 5 AL 30 DE JULIO

De lunes a viernes de 18 a 21 horasSábados de 10 a 13 horas y de 18 a 21 horasEl colectivo Arte Visión y l’Ajuntament de Campos tienen el placer de invitarle a la exposición colectiva de nuestros artistas Josefina Comas, Francisca Llabrés, Mayra Carrá, Claudia Casanovas, Catalina Garcías y Jaume Serra, que permanecerá abierta al público del 5 al 30 de julio.

El Último Jueves: Poesía del Mediterráneo 4

 
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